El impuesto mínimo a las corporaciones
En una editorial reciente José Antonio Ocampo, Presidente de ICRICT, aborda entre otros elementos de las reformas en curso en el ámbito de la tributación internacional la iniciativa de un impuesto corporativo mínimo efectivo. Este debiera ser de al menos de 25%, para poner fin a la competencia a la baja de los impuestos a las empresas. Efectivo quiere decir sin exenciones. En la actualidad dicha tasa efectiva ronda el 10 por ciento en muchos países, llegando como máximo a un 20% en varias jurisdicciones europeas. Las exenciones están orientadas, como una medida de política económica, a atraer inversiones, domésticas o extranjeras. Y los beneficios son entonces una retribución a dichas inversiones. Parece de buena crianza. El problema es que, como bien plantea Stiglitz en sus escritos, vivimos en un mundo de economías de rentas, no de mercado. Las tradicionales empresas extractivas, las recientes enormes empresas digitales o los monopolios del Retail reciben beneficios que van mucho